Karl von Kreutzer
Noble eiseniano para una partida de 7º Mar que voy a jugar. El historial no está muy pulido, pero bueno, es lo que he podido hacer en media hora larga.
Karl nació en el seno de una familia noble eiseniana, los Kreutzer, una familia noble menor cuyos dominios estaban en la región de Sieger. Testarudo y fuerte, desde pequeño demostró un potencial innato para la guerra, y fue el favorito de su padre, pasando incluso por delante de su más sosegado y cauto hermano mayor, Franz. Nacido en una era dominada por el conflicto de la Guerra de la Cruz, su padre Heinrich von Kreutzer le pagó sus estudios de esgrima en la prestigiosa escuela de Drexel, regentada por el mismísimo Kristoff Drexen. Bajo su tutela y junto a jóvenes de todo el país, aprendió el difícil manejo del zweihander, la enorme espada a dos manos de la escuela de Drexen, ingresando en el Gremio de Espadachines gracias a ello. Poco después de graduarse en la academia militar, entró en el servicio activo y de ahí luchó en la Guerra de la Cruz.
Como muchos de los nobles eisenianos, Karl vio cómo la guerra devastaba por completo sus tierras. Y a medida que el bando en el que Karl luchaba iba perdiendo terreno, su vida se fue convirtiendo en un pequeño infierno: su padre murió, su madre quedó marcada por la muerte de su marido quedando como una waisen, una de tantas personas que los horrores de la guerra habían hecho enloquecer y caer en un estado de catatonia. Y a su hermana Katerina la desposó un noble de la vecina Montaigne pocos meses antes de acabar la guerra, pues ella esperaba así poder ofrecer fondos al bando de su familia con su dote nupcial. Esos fondos no llegaron nunca, pues pocos días después de la boda Montaigne y Castilla iniciaron la invasión de Eisen.
Ahí terminó la guerra para Karl, que derrotado y humillado dejó atrás a su familia para huir de todo cuando en el tratado de Weissberg sus tierras pasaron a Montaigne. Lo había perdido todo.
Karl decidió convertirse en un mercenario dopple, pero había demasiados ex combatientes ofreciendo sus servicios, y no encontraba trabajo con el que pagar la espesa cerveza que cada noche tomaba. Fue a la gran ciudad de Stärke, y fue ahí donde inició su carrera como luchador en el Wasserkampf, el ring de agua hasta la cintura en que marineros, estibadores y nobles venidos a menos como Karl celebraban combates en los muelles de la ciudad para diversión de otros, a cambio de una parte de las apuestas para el vencedor de los combates. Ahí Karl estuvo casi un año, amargado por la pérdida de sus tierras, ahogando su amargura y su vergüenza de derrotado entre cerveza y prostitutas.
Fue una sorpresa para Karl recibir una noche la visita de su hermano mayor Franz, que lo miró de arriba abajo con desprecio durante una pelea de Karl en el Wasserkampf. Esa noche, Karl había perdido. Franz, avergonzado por el abandono en que Karl se había dejado ir, se plantó ante su hermano con aspecto furioso. Mientras Karl se había lanzado a una vida desesperada para tratar de mezclarse con el populacho y olvidar las penurias familiares, su hermano había peleado duro para recuperar el orgullo familiar y había logrado una apelación ante la corte eisena para obtener un feudo como compensación por las tierras perdidas ante Montaigne. Y las obtuvo, a costa de otros nobles menores caidos en desgracia, que le cedieron una llanura con un par de pueblos totalmente arrasados por la guerra y prácticamente deshabitados. No les hizo gracia a aquellos nobles el tener que ceder tierras a los von Kreutzer, pero no les quedó más remedio.
Avergonzado, Karl aceptó ponerse al servicio de su hermano mayor en el manejo de aquellas tierras, pero pronto Franz se dio cuenta que el alma temperamental de su hermano menor no estaba hecha para administrar tierras, sino para el mundo. Cuidador y guardián de su madre Johanna, Franz no se atrevía a dar responsabilidades administrativas a alguien como Karl. A sabiendas que Karl aceptaría ponerse a su servicio de manera incondicional tras la vida de peleas callejeras que había seguido si le daba algo de trabajo adecuado, Franz decidió hacer de su hermano su embajador y hombre de cara al público... aunque sobretodo su agente allí donde fuese necesario. Y Karl aceptó encantado. Ahora Karl actúa como agente y embajador de su hermano, lejos de las nuevas tierras de la famila, mientras trata de recuperar el orgullo y honor que rigieron su vida durante la guerra. Karl, dándose cuenta que sin su hermano ahora sería escoria humana, pero que no está capacitado para ayudarle a reconstruir las nuevas tierras, está dispuesto a esforzarse al máximo para hacer valer su valía ante Franz, y redimirse a sus ojos como algo más que un borracho fracasado. Cuatro son ahora los objetivos de Karl: ayudar a su hermano a levantar el nombre de los von Kreutzer, protegerle de los ataques y traiciones de los nobles vecinos cuyas tierras se vieron reducidas por la apelación de Franz, encontrar a su hermana, y hallar una cura para su madre.
Y sobre todo, recuperar su orgullo y su honor.
Karl nació en el seno de una familia noble eiseniana, los Kreutzer, una familia noble menor cuyos dominios estaban en la región de Sieger. Testarudo y fuerte, desde pequeño demostró un potencial innato para la guerra, y fue el favorito de su padre, pasando incluso por delante de su más sosegado y cauto hermano mayor, Franz. Nacido en una era dominada por el conflicto de la Guerra de la Cruz, su padre Heinrich von Kreutzer le pagó sus estudios de esgrima en la prestigiosa escuela de Drexel, regentada por el mismísimo Kristoff Drexen. Bajo su tutela y junto a jóvenes de todo el país, aprendió el difícil manejo del zweihander, la enorme espada a dos manos de la escuela de Drexen, ingresando en el Gremio de Espadachines gracias a ello. Poco después de graduarse en la academia militar, entró en el servicio activo y de ahí luchó en la Guerra de la Cruz.
Como muchos de los nobles eisenianos, Karl vio cómo la guerra devastaba por completo sus tierras. Y a medida que el bando en el que Karl luchaba iba perdiendo terreno, su vida se fue convirtiendo en un pequeño infierno: su padre murió, su madre quedó marcada por la muerte de su marido quedando como una waisen, una de tantas personas que los horrores de la guerra habían hecho enloquecer y caer en un estado de catatonia. Y a su hermana Katerina la desposó un noble de la vecina Montaigne pocos meses antes de acabar la guerra, pues ella esperaba así poder ofrecer fondos al bando de su familia con su dote nupcial. Esos fondos no llegaron nunca, pues pocos días después de la boda Montaigne y Castilla iniciaron la invasión de Eisen.
Ahí terminó la guerra para Karl, que derrotado y humillado dejó atrás a su familia para huir de todo cuando en el tratado de Weissberg sus tierras pasaron a Montaigne. Lo había perdido todo.
Karl decidió convertirse en un mercenario dopple, pero había demasiados ex combatientes ofreciendo sus servicios, y no encontraba trabajo con el que pagar la espesa cerveza que cada noche tomaba. Fue a la gran ciudad de Stärke, y fue ahí donde inició su carrera como luchador en el Wasserkampf, el ring de agua hasta la cintura en que marineros, estibadores y nobles venidos a menos como Karl celebraban combates en los muelles de la ciudad para diversión de otros, a cambio de una parte de las apuestas para el vencedor de los combates. Ahí Karl estuvo casi un año, amargado por la pérdida de sus tierras, ahogando su amargura y su vergüenza de derrotado entre cerveza y prostitutas.
Fue una sorpresa para Karl recibir una noche la visita de su hermano mayor Franz, que lo miró de arriba abajo con desprecio durante una pelea de Karl en el Wasserkampf. Esa noche, Karl había perdido. Franz, avergonzado por el abandono en que Karl se había dejado ir, se plantó ante su hermano con aspecto furioso. Mientras Karl se había lanzado a una vida desesperada para tratar de mezclarse con el populacho y olvidar las penurias familiares, su hermano había peleado duro para recuperar el orgullo familiar y había logrado una apelación ante la corte eisena para obtener un feudo como compensación por las tierras perdidas ante Montaigne. Y las obtuvo, a costa de otros nobles menores caidos en desgracia, que le cedieron una llanura con un par de pueblos totalmente arrasados por la guerra y prácticamente deshabitados. No les hizo gracia a aquellos nobles el tener que ceder tierras a los von Kreutzer, pero no les quedó más remedio.
Avergonzado, Karl aceptó ponerse al servicio de su hermano mayor en el manejo de aquellas tierras, pero pronto Franz se dio cuenta que el alma temperamental de su hermano menor no estaba hecha para administrar tierras, sino para el mundo. Cuidador y guardián de su madre Johanna, Franz no se atrevía a dar responsabilidades administrativas a alguien como Karl. A sabiendas que Karl aceptaría ponerse a su servicio de manera incondicional tras la vida de peleas callejeras que había seguido si le daba algo de trabajo adecuado, Franz decidió hacer de su hermano su embajador y hombre de cara al público... aunque sobretodo su agente allí donde fuese necesario. Y Karl aceptó encantado. Ahora Karl actúa como agente y embajador de su hermano, lejos de las nuevas tierras de la famila, mientras trata de recuperar el orgullo y honor que rigieron su vida durante la guerra. Karl, dándose cuenta que sin su hermano ahora sería escoria humana, pero que no está capacitado para ayudarle a reconstruir las nuevas tierras, está dispuesto a esforzarse al máximo para hacer valer su valía ante Franz, y redimirse a sus ojos como algo más que un borracho fracasado. Cuatro son ahora los objetivos de Karl: ayudar a su hermano a levantar el nombre de los von Kreutzer, protegerle de los ataques y traiciones de los nobles vecinos cuyas tierras se vieron reducidas por la apelación de Franz, encontrar a su hermana, y hallar una cura para su madre.
Y sobre todo, recuperar su orgullo y su honor.
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